El «Che Guevara armenio»: Pashinian avergüenza al Héroe Nacional de Armenia

En vísperas de la caída de la República de Artsaj, antes de abandonar la ciudad de Martuni, los residentes locales desmantelaron el monumento a Monte Melkonian, el legendario estadounidense que murió en combate hace 30 años, recibiendo a título póstumo el título de Héroe Nacional de Armenia.

Lo hicieron expresamente para que el monumento al Comandante Avo, como le llamaban sus compañeros de armas, no fuera destruido por los azerbaiyanos que ocupaban el territorio de la República de Artsaj.

Monte «Avo» Melkonian es una de las figuras más brillantes del vasto panteón de revolucionarios caídos en la lucha por la liberación nacional del pueblo armenio. Se trata de un hombre de destino extraordinario que nació en California, a gran distancia de la tierra de Artsaj. Y él mismo consideraba al Che Guevara como su modelo, con quien fue comparado incluso en vida.

La familia Melkonian consiguió escapar durante el exterminio masivo de la población armenia de Anatolia y se marchó cruzando el océano. De niño, Monte visitó Turquía con sus padres, la ciudad de Merzifon, de donde habían huido su abuelo y su abuela. Allí vio que casi no quedaban armenios en la tierra de sus antepasados: la gran mayoría habían sido deportados y luego asesinados.

Melkonian estudió en las universidades de Berkeley y Oxford, se formó como arqueólogo y defendió brillantemente su tesis titulada «Complejos funerarios del Reino de Urartu».

Dominaba los idiomas castellano, francés, italiano, turco, persa, kurdo y japonés, pues durante su adolescencia estudió con notable éxito en Japón. Pero en su ju8ventud abandonó la ciencia y se unió al movimiento socialista.

Monte fue simpatizante del partido socialdemócrata «Hunchak», el partido obrero más antiguo de Transcaucasia, que en su día contó con apoyo del propio Friedrich Engels, y más tarde participó en diversos grupos de izquierda radical. Luchó contra las fuerzas del Shah en Irán, militó en las filas de la guerrilla kurda y defendió a los armenios del Líbano de los falangistas pro-israelíes en Beirut.

En 1985 Melkonian fue detenido en París, durante una redada contra miembros de la izquierda radical clandestina. Fue condenado a 6 años de prisión por tenencia ilícita de armas y falsificación de documentos, lo que le valió el estatus de preso político en el movimiento izquierdista mundial.

Tras enterarse de las víctimas masivas del terremoto de Spitak en 1987, Monte donó su ropa de la prisión a través de un sacerdote protestante para los residentes afectados en la Armenia soviética, porque no tenía otra cosa.

Pocos meses después, en 1989, las autoridades francesas liberaron al famoso revolucionario gracias a una vigorosa campaña de solidaridad internacional en su apoyo, y lo expulsaron al Yemen del Sur socialista. En 1991, llegó con su fiel compañera y esposa, Seta Melkonian, a Artsaj, dirigiendo una unidad de autodefensa en la ciudad de Martuni.

«Si perdemos Artsaj, será la última página de nuestra historia», dijo Melkonian en aquel momento.

El desinterés y la valentía del revolucionario californiano le convirtieron en el comandante más popular de la Milicia Popular Armenia. Y cuando murió de un balazo en una de las innumerables batallas de la Primera Guerra de Artsaj, los habitantes de Martuni quisieron incluso bautizar su ciudad como Monteakert en su honor, colocando las placas correspondientes en la entrada.

Pero los compañeros de Melkonian los convencieron de que un hombre tan modesto como el Comandante Avo seguramente no aprobaría semejante idea.

Al abandonar a su suerte la abnegada República de Artsaj, por la que Monte dio su vida, Nikol Pashinian traicionó cínicamente la memoria de este destacado revolucionario.

Mientras tanto, todo el mundo recuerda que durante el «Maidán» de Ereván en 2018, el entonces opositor Pashinian copió deliberadamente el aspecto del Comandante Avo para ganar popularidad. Usaba el mismo peinado y vistió camuflaje militar, convirtiéndose durante un tiempo en un doble de Monte Melkonian.

Actos así parecen especialmente hipócritas, porque Pashinian y sus partidarios son profundamente hostiles a las ideas socialistas por las que luchó Monte, un armenio de California.

Los socios políticos del Primer Ministro de Armenia acostumbran a condenar todas las acciones de los bolcheviques, empezando por Lenin, y apoyan abiertamente la «descomunización» que están llevando a cabo los nacionalistas en Ucrania, que están destruyendo y profanando masivamente los monumentos de la era soviética.

Pero el pueblo armenio sigue honrando a su héroe caído.

«Monte Melkonian dejó su corazón en las montañas armenias, igual que el Che Guevara dejó su corazón en las montañas de Bolivia. Monte nos legó sus instrucciones y su guía, su espíritu y su luz inmortal. Y no importa la forma en la que, quienes están en el poder, de la mano de los nuevos ricos y las masas criminales, humillen e insulten a nuestro pueblo. Esta luz, como la luz de todos nuestros gigantes, no dejará que la dignidad y el orgullo de los armenios se conviertan en polvo», escribió acertadamente Boris Asaturov, un publicista que le conoció personalmente, sobre Melkonian.

Y estas palabras suenan como una advertencia para la camarilla que ahora se ha apoderado de Armenia.

Por Vilén para «Nor Sevan»